algunas ideas de economía casera para emprendedores

Esta tarde tenemos Iniciador Aragón, en Zaragoza, donde se van a reunir los equipos de las tres ciudades y vamos Javier y yo de Madrid. Vamos a tener una mesa para hablar de emprendizaje y había pensado en hablar de las cuentas que debe hacer un emprendedor antes de empezar un proyecto. Fundamentalmente ingresos, gastos, tiempos y si vale la pena.

En primer lugar creo que está claro mi entusiasmo personal por lo que tenga que ver con emprender, pero no olvidemos que se trata de una decisión personal y que si la hacemos es por interés propio. Esto se puede ver de muchas maneras, tener libertad, poder realizar los proyectos en los que crees, ganar más dinero… pero hay que tenerlo claro desde el principio, si luego te va mal o trabajas como un loco y ganas lo mismo forma parte de los riesgos. Hago el comentario porque últimamente veo cierta «superioridad moral» de los emprendedores parece más «guay» y no olvidemos que alguien que elige ser funcionario es igual de respetable, son opciones de cada uno.

En cuanto a las cuentas hay que considerar y también diferenciar claramente dos: la del negocio y la personal. Es decir tenemos que ver que las cuentas de la empresa cuadren con nuestras posibilidades. Básicamente si la empresa va a estar 4 años sin dar beneficios y sin pagarnos un sueldo, ¿podemos sobrevivir? Desde luego que no podemos hacerlo al revés, o sea ponernos desde el primer día un sueldo de 6000€ para vivir bien, porque ahí seguramente la empresa no lo aguante y a los posibles inversores les de la risa.

Se supone que hay que hacer un plan de negocio, y es un ejercicio recomendable, pero yo suelo proponer hacer un excel relativamente sencillo, (el excel se puede cambiar por calculadora papel y boli). Se trata de poner ingresos y gastos, mes a mes e ir viendo como salen las cuentas, eso sí siendo un poco realistas. Parece algo obvio, pero os aseguro que ese ejercicio con números es muy constructivo, más de una idea se ha caído en el minuto 0 por eso, y sobre todo he visto a gente bastante involucrada en un proyecto que no se había planteado ni los mínimos números.

Con los ingresos tendremos que hacerlo poniendo esos datos basados en algo, número de ventas, número de usuarios que pagan respecto el total, es decir no vale decir «el año que viene facturo 1millón», hay que responder a «porqué voy a facturar 1 millón». Esto no nos va a dar algo que cumplir pero sí un orden de magnitud. Si en nuestros planes necesitamos 1000 pedidos al mes en el segundo año y tenemos 50 vamos fatal, si tenemos los pedidos y la caja no cuadra es que hemos metido la pata en las valoraciones.

En cuanto a los gastos hay que ser también realistas y tener en cuenta los gastos de constitución, gestoría, el de autónomos de todos los socios (esto a veces se olvida), y los obvios de oficina (mejor empezar si ella) luz, equipos, materia prima si nuestro negocio lo requiere. Desde luego la ventaja de los negocios on-line es que no hace falta «montar una fábrica» pero siempre hay costes. Y los sueldos de los trabajadores y socios. Aquí es importante, si nosotros no cobramos, el local es de mi tía y me lo cede gratis, o me regalan la luz y el teléfono esos costes hay que tenerlos en cuenta, no para nuestra particular tesorería pero sí para la viabilidad del proyecto, esto lo quiero matizar luego.

El problema viene con los tiempos, va a ser bastante arbitrario saber si vamos a tardar 1 mes ó 3 en que nos conozcan y todo así… la realidad es que todo es mucho más largo de lo que parece, sobre todo en los ingresos, porque los gastos son muy fieles y nos esperan mes a mes.

Revisar los números «fundamentales» son esos que los inversores conocen al dedillo por haber manejado  tantos proyectos, aquí me remito a Rodolfo, en este tema todo lo que podáis ver en el blog, en las charlas o tengáis ocasión de comentar con él es la realidad pura y dura pulida a través de muchos años. Estos números son del tipo:

  • para conseguir un usuario en internet se gastan entre 2 y 10€ en marketing
  • la regla 90-9-1 de 90 leen, 9 comentan y 1 escribe (discutible por cierto y lo tengo pendiente en otro post),
  • ver los ratios entre usuarios gratis y premium de los principales servicios de éxito (Xing, flickr…)
  • saber los datos de tráfico de los principales blogs y páginas del sector. (no voy a conseguir más visitas que un gran medio y si lo necesito para la viabilidad: mal vamos)
  • otros más difíciles como facturación o beneficios por empleado y similares que ya pueden ser más variables según el tipo de actividad.

En definitiva encajar nuestros números con la realidad cercana y ver si de alguna manera estamos en un orden de magnitud correcto.

Finalmente nos toca ver si vale la pena hacer el proyecto. Aquí vuelvo a esos gastos «ocultos» es decir si tengo un local igual me sale muy bien el tema de oficina porque no pago, pero es que igual saco más montando ahí un negocio de otro tipo o simplemente alquilándolo (este gasto sí habría que haberlo contado). Si tengo un trabajo bien pagado, tengo que ver cómo salgo yo personalmente y si con los números esperados (deseados) salen las cuentas o si a lo mejor me sale más rentable cobrar el paro y espero tener un trabajo en breve… en fin mil variables personales para tomar la decisión, aquí vuelve lo de contar con la economía doméstica.

Finalmente hay otra variable a considerar: la competencia. Es bueno saber qué hay en el mercado y sobre todo si no existe algo igual a lo nuestro. Aquí la referencia es loogic y fuera quizás techcrunch. El problema es que hay que hacer un trabajo intenso y completo, pero sólo con eso a la velocidad que salen nuevos proyectos podríamos estar toda la vida y no lanzarnos nunca. Y además nadie nos garantiza que si por ejemplo nuestro proyecto es a un año, no salga algo en tres meses.

Quedarían muchas cosas por tratar, como la diferencia entre quien crea un producto/proyecto o monta una empresa de servicios tipo consultoría o agencia, el tema de inversión, la forma de gratificar a socios, consejeros…

Pero lo que quiero llamar la atención es sobre cómo hacer «la cuenta de la vieja» antes de emprender, aplicar un poco el sentido común y saber donde nos metemos. Por supuesto con cuanta más gente (de la suficiente confianza como para enseñarlo y solvencia como para hacerle caso) contrastemos este tipo de números mucho mejor.